Poemario de Emilio J. Barrero. Un pequeño rincón de este universo donde todo está permitido. Atrévete a chapotear entre océanos de incertidumbre y sangre maloliente, pues solo así podrás ser un árbol más que crezca en este arenal de vicios, pero también de piedras. Camina, que no es poco.
Amo cada huella que dejas en mí, amor mío; cada una me da lo necesario para esbozar, al menos, una lúcida sonrisa al día, aunque mi vida esté inmersa en la mayor de las tempestades figuradas en esa misma instancia.
También amo el compás rítmico y maravilloso que te envuelve cada vez que nos miramos a los ojos; ese que nos deja casi sin respiración, surgiendo anómalo a nuestro consentimiento... Por ello te pido que, por favor, ambas cosas, las sigas dibujando así siempre, porque todos los sentimientos que desprendes en tus palabras se han convertido en mi sustento y gracias a ellas soy capaz de encontrar partes de mi propia noción eidética y puedo dar forma al maravilloso ser que habita en tu interior, del que ahora me siento compañera.
Te agradezco una vez más el hecho mismo de hacerme protagonista de este poema, y aprovecho para citarte nuevamente cuánto amo aprender de ti con tu exquisitez metafórico-conceptual en cada obra. Eres maravillosamente increíble, mi vida.
Amo cada huella que dejas en mí, amor mío; cada una me da lo necesario para esbozar, al menos, una lúcida sonrisa al día, aunque mi vida esté inmersa en la mayor de las tempestades figuradas en esa misma instancia.
ResponderEliminarTambién amo el compás rítmico y maravilloso que te envuelve cada vez que nos miramos a los ojos; ese que nos deja casi sin respiración, surgiendo anómalo a nuestro consentimiento... Por ello te pido que, por favor, ambas cosas, las sigas dibujando así siempre, porque todos los sentimientos que desprendes en tus palabras se han convertido en mi sustento y gracias a ellas soy capaz de encontrar partes de mi propia noción eidética y puedo dar forma al maravilloso ser que habita en tu interior, del que ahora me siento compañera.
Te agradezco una vez más el hecho mismo de hacerme protagonista de este poema, y aprovecho para citarte nuevamente cuánto amo aprender de ti con tu exquisitez metafórico-conceptual en cada obra. Eres maravillosamente increíble, mi vida.