domingo, 31 de marzo de 2013

Cenizas y otros viejos licores (poema VII) - Caminos de rencor

Sábanas que se funden en la selva del payaso,
sonrisas de vodka con un precio etiquetado.
Llora el Sol y ahoga la lluvia
entre sueños de rayas e himnos que no perdonan.

Un viaje por caminos de tornillos,
entre miradas exiliadas de su arrogante mente
y un grito de asfixia corporal.

Una travesía que acabará en llantos
bajo los recuerdos de un perro abandonado
y condenado en un cielo de Septiembre.

domingo, 24 de marzo de 2013

Cenizas y otros viejos licores (poema VI) - Corazón gigante

Chapoteamos entre mares de ron y barro
en busca de un vaso que limpie nuestro fracaso,
pues el aspirar a mariposa no hace volar más alto
al lobo que vive sucio y despellejado.

El alma susurra gritos que acaban en impotencia,
silencios del poeta cuando la rosa es su esquela;
una porción de sueños de carbón para ojos malhumorados,
y aun así seguimos respirando al maldecirnos entre la mierda.

Versos que desaparecen entre sombras de garrapatas,
sangre que se seca entre arenas del desierto;
pero es mi cuerpo putrefacto,
es mi ente intacto,
el que soñará bajo tu árbol.

No llames a la lógica,
no llames a la zarza ni a la magia.
¡No espero comprensión alguna!

No entiendo mis suspiros, tampoco la hierba,
ni el agua, ni la más espesa niebla,
¿pero quién entiende el alma de un poeta?

Estos versos morirán al no encontrar su belleza en la pradera,
aun su esencia vive iluminada por la luz de un ataúd
que permite vivir bellamente
bajo un molino que siempre es gigante en el corazón.


miércoles, 20 de marzo de 2013

Cenizas y otros viejos licores (poema V) - Espejo

Hoy pinto estas líneas en el espejo;
caminos que sueñan con el carmín de tus labios,
guiado por el sonido de tus tacones de ensueño.

¿Cómo liberar al reo que albergas en tu pecho?
¿Cómo quebrar el reflejo de un remoto cielo,
que abre sus puertas al aventurero
y se esfuma entre sonetos y llantos?

Preguntas desaparecen entre desvíos de seducción,
realidades cristalinas conquistan un corazón herido,
mas sólo veo tu luz, tu sombra, tus recuerdos y tus olvidos
reflejados en un río de promesas y pasión.

Hoy pinto estas líneas en el espejo;
eres los versos y eres la inspiración,
reflejados en un ayer que todavía respiro
y contemplando en tus pupilas mi única ambición.

lunes, 18 de marzo de 2013

Cenizas y otros viejos licores (poema IV) - Paréntesis

Tú convertiste el vino en ríos de sangre,
cuyas desembocaduras hacían vibrar mi vientre.
Camuflaste tu sonrisa de afilados dientes
con un purulento beso en mis más sombríos amaneceres.

Tú convertiste el verde en un color extraño,
como el cielo que mostraste tantas veces indeciso
y que hipnotizó a un corazón desnutrido.

Solo deseo el hundimiento de este barco
que voló entre mares de imprudencia,
mareas que hoy deben ser paréntesis en mi conciencia,
mas queman como el falaz néctar de la primavera.

Tus delicados pies decidieron acariciar otra cuna,
mis pies hoy aspiran al dominio del martillo,
y mis labios perdieron la senda del jugo de tus enredos.

¡Huye, efímera quimera, de las rejas de mis delirios!
¡Hoy, aquí, no hallarás hueco ni para tu olvido!

sábado, 16 de marzo de 2013

Cenizas y otros viejos licores (poema III) - Lunar del cielo


Luna, lunar del cielo,
madre de las estrellas, hija del enigmático secreto.

Tu luz muestra elegancia de tacones clamorosos,
tus ojos recalcan inquietud en mi oscuro pozo,
y bailas al son del aullido del lobo solitario
que enfrenta su destino en busca de un santuario.

¿Cómo puedes albergar tanta belleza en tu alma?
Yo te pregunto y tú no respondes nada,
mas sin abrir tus labios abres paso a tu mirada.

Hoy brillas más que nunca, relamida por el vergel
que bordea tus líneas inexactas y hace a tu corazón crecer.
Flores blancas perfuman tu piel, olor de miel
que camufla la amarga brisa que marchita al querer.

Luna, lunar del cielo,
hazme un hueco para dormir en tu pecho.

jueves, 14 de marzo de 2013

Cenizas y otros viejos licores (poema II) - Viento


Todavía es pronto, demasiado pronto,
el Sol ni siquiera ha salido, con sus rayos luminosos;
luz que ilumina al glorioso,
luz que orienta al acero victorioso,
el olor del aire de un paraíso armonioso.

Rugen mis pulmones aún inmaduros y débiles,
y mis pies pisan praderas secas y estériles;
ya que nadie conoce el alma de este simple poeta,
pues anónimo soy, pero al final del sendero una figura me espera.

Camino sin voz, herido, pero algo cura mi dolor,
algo que aviva la llama que habita en mi interior,
sopla con fuerza, siento el cosquilleo, mariposas no son,
similar a la lágrima que cae reflejada en mi sudor.

Mi corazón aspira a más, y mi alma pide,
pero la tentación no durará, ya que mi sangre vive,
y mi raza decrece con rojo y se deprime,
mientras mi mano escribe, y mi propia luz revive.

Ya que pronto, pronto me di cuenta, querido corazón,
tú eres mi llama, tú eres mi vida, tú eres mi valor;
la esperanza reflejada en pasión,
ya que no estamos solos, nos tenemos a los dos.

Corazón y alma juntos hacen que sea lo que soy,
un viento que soplará mañana y que refresca hoy.
Anónimo, pero entre la muchedumbre, sombra demente,
mendigo soñador en las calles donde habita mi gente.

¡Qué triste vida la del poeta que perdió su tridente!
Mas qué grandiosa muerte la del hombre que el fuego enciende.



miércoles, 13 de marzo de 2013

Cenizas y otros viejos licores (Poema I) - El soldado


Soy un soldado, el soldado que lucha en la guerra del corazón.
Soy un soldado, el soldado que avanza con miedo, pero con valor.
Soy un soldado, el soldado que sacrifica su carne por sus vínculos.
Soy un soldado, el soldado que sufrió heridas que hoy agrandan sus latidos.
Soy un soldado, el soldado que arrastra su piel por esta podrida y fraudulenta tierra.
Soy un soldado, el soldado que se desangra, pero a pesar de ello respira.
Soy un soldado, el soldado cuyos ojos se cierran, pero su luz se hace eterna.
No soy un soldado, ¡soy el soldado!