jueves, 12 de septiembre de 2013

Latidos de un viajero (poema IX) - Corpus delicti

La carne de tus labios es fruto de una flor de calaveras,
lombrices de colores que engañan a mi pupila;
y aun así sonríes en esta fría avenida.

Los rizos de tu cabello son garras que asfixian
un reloj estrechado por los ojos de la luna;
y aun así sonríes secuestrando la idea de mi cuna.

La sombra de tu cuerpo es un ángel depravado
en el cual descanso bajo nubes que amenazan con sus rayos;
y aun así sonríes aspirando al tesoro de mi altura.

¡Sonríe! ¡Sonríe mientras mis dientes choquen!
Pues serás musa entre la sangre de un cuaderno de serpientes.

¡Pero no! ¡No llores! ¡Sigue sonriendo!
Pues es fortuna para mi vientre
yacer perturbado entre los senos de tu muerte.


miércoles, 11 de septiembre de 2013

Latidos de un viajero (poema VIII) - Trastorno de metal

Mi cuerpo reposa en una silla de metal,
iluminado por sombras que besan a la tempestad;
fiel corazón malhumorado
que a ejércitos de cuernos ha visto rezar.

El pegamento de mi piel es saliva de tu lujuria,
castigo cuadridular de un misterio incorpóreo;
pues sus gritos y sollozos son fruto de tu infamia,
dictadora de dientes extraviados en las piedras.

Pensante me hallo en mi causa,
espiral esfumada que a mil piernas paraliza;
y es por ello que mi cuerpo reposa
en una silla de metal donde ningún otro latido cantará.


martes, 13 de agosto de 2013

Poemas para no dormir (poema I) - El nigromante

Hoy sentí sus garras descomunales,
acariciando mi nuca como un juego prohibido.
Un corazón que llora, cohibido,
mientras su aliento congela los segundos que he vivido.

Él es padre de la noche,
de gritos y de muertes,
recopilados en libretas con páginas en blanco
y un título embrujado con letras en esperanto.
Oí hablar de él, sí, deberé mirar su rostro,
pero mis ojos gimen petrificados entre hechizos y llantos.
Y así seguí soñando.

Al día siguiente se hizo la luz,
no habíamos nadie excepto yo y mi conciencia.
Lavé mi rostro e intenté recordar aquel nombre del que todos hablan.
No lo recordaba, ni siquiera estuve seguro de haberlo sabido,
pero al momento observé un folio en la mesa.
Sentí como el pecho empezó a arder.
Sentía que debía escribir.

Yo era un chico adormecido por poemas de amor,
pero estos versos fueron diferentes.
Cada movimiento de mi mano al escribir, cada suspiro de ardor,
desembocaba en un cementerio repleto libros y hombres.
Sentí que no debía seguir escribiendo, debía callar;
pero, por arte de magia, pasé de ser sepulturero a aventurero.

Olvidé comentar que en ningún momento dejé de llorar,
pues caminaba con un cuchillo en cada mano,
pero la sangre que derramaba era pura,
no como la de aquellos corazones que respiran encerrados.

La luz desapareció,
pues todo asesinato merece su escondite.
Cerré los ojos, respiré con suavidad
y no volví a oir su voz.

Al abrir los ojos volvió a hacerse la luz,
con ella volví a escribir,
con ello volví a llorar,
pero nunca recordé su nombre.







domingo, 9 de junio de 2013

Latidos de un viajero (poema VII) - Tinta distinta

Ayer engullí sus huellas,
densos quejidos como sombras de cera
que ya no comparten sábanas de seda.
Ni bostezos, ni estrellas.

Latidos cubren la estación
de luz negra y armas de desilusión;
una boca que escribe contradicción
olvidando aquella mirada de luces de neón.
Pero aún ríe la pasión.

Es la razón de estos utópicos viajes,
habitando entre errores del abismo.
Es la razón de que no siga siendo el mismo
que pintaba saludos en las paredes de tu calle.

Huele mi tinta con olfato de hiena
y confundirás invierno con primavera.
Mas no soy creador del primero ni del segundo,
tan solo un hijo libre que es padre de su mundo.


lunes, 15 de abril de 2013

Latidos de un viajero (poema VI) - Post mortem

Un cadáver seco es un ojo vacío,
rosa que mi puño aplasta
y me desangra a fuego limpio.

Mis arterias expulsan cuervos
sin oro que engullir,
mis tormentas son arena
sin gargantas que pulir.

Hoy muere la caverna
junto a mis uñas al filo de sufrir
la amarga brisa de primavera
que los cuerdos no podrán vivir.

Mi corazón no quiere llorar,
solo un infarto le hará respirar.
¡Y ni eso lo afirmará!
¡Ni los gusanos ni el amor!
¡Qué sabrán las arpas lo que es el dolor!
¡Qué sabrán los ángeles que no sepa dios!
Y ni él lo resucitará.

Solo Yo recuerdo mis secretos.
Solo Yo olvido mis mentiras.
Solo Yo vivo por mis heridas.
Solo Yo muero por mis besos.
Ni tú ni la maldita eternidad.




sábado, 13 de abril de 2013

Latidos de un viajero (poema V) - La ley de la derrota

Donde el gorrión camine
y la hormiga duerma.
Allí.
Allí vivirá.

Donde el agua hiera
y la arena bese.
Allí.
Allí vivirá.

Donde la hiena llore
y la cebra ría.
Allí.
Allí vivirá.

Donde el viento calle
y las hojas duden.
Allí.
Allí vivirá.

Donde el corazón piense
y la mente sienta.
¡Allí!
¡Allí vivirá tu derrota!

viernes, 12 de abril de 2013

Latidos de un viajero (poema IV) - Ladrona de latidos

¿Quién eres tú?
Con tus versos de ojos de sapo
mi más preciado tesoro destapas,
ladrona de armas de oro
que al oído más ciego engañas.

¿Quién eres tú?
Con tus ardientes gestos de sirena
alejas mis sueños de sus sábanas,
ladrona de huellas de sudor
que al ojo más sordo engañas.

¿Quién eres tú?
Con tus promesas de terciopelo
mis latidos de luz arrancas,
ladrona de ideas humildes
que al hombre más firme engañas.

¿Quién eres tú?
Te respiré con sonetos de armonía
y secaste mis pulmones de sonrisas.
¿Quién soy yo?

miércoles, 10 de abril de 2013

Latidos de un viajero (poema III) - El mar de la felicidad

Es una historia
que vive en respiros.
Cuéntamela
y deja que viva respirando.

Deja que te guíe entre rosas rojas
que seduzcan de perfume tu piel.
Acude conmigo a la sonrisa
que convierta tu boca en pincel.
Disfruta las gotas,
como el mar acariciando la miel.
Sé el amanecer de tus días
y hallarás los ojos de un clavel.
Deja tus temores a un lado
y arrástrate en un césped
habitado por tus segundos olvidados.

Lo que daría,
lo que daría por darte mis ojos
para que valores tu forma de caminar.

Deja los cuentos a un lado.
Vive sintiendo los momentos.
Escribe,
pero nunca olvides sentir.
Déjate llevar por ti y por mí.

¿Necesitas ayuda?
Sí.
Escríbemelo.
Pídemela.
Tu tragedia personal
no tiene por qué resucitar.
Que tus lágrimas acaben en mi mar.
Que me llegues.
Que te comprenda.
Que solo quiero tu felicidad.

martes, 9 de abril de 2013

Latidos de un viajero (poema II) - El himno

Un himno se apodera de mi sangre,
irónica cuestión para un corral sin pulmones,
pues la tierra no hace a la roca
por más que la razón escupa.

Mis piernas cual alfil de luz,
mi espalda cual perro con bozal,
anatomía israelita que roza el vendaval.

Los reyes, como colmillos de pupila,
mi martillo intentan doblar,
pero es mi saliva de acero,
es mi tos de cloroformo,
la que hace al grillo danzar.

Los sueños sueños son,
la carne el tiempo la robará;
pero no temas, querido peón,
pues la tierra no es dueña
del himno que cantarás.

miércoles, 3 de abril de 2013

Latidos de un viajero (poema I) - Memorias oxidadas

Cada respiro es un suspiro de carbón,
cenizas que comparten cuchillo en la espalda
de un mundo que perdió la razón.

Mis ojos navegan amenazados por estacas,
baile de máscaras y palabras de dolor
que elevan cadáveres y ensucian mortajas.

El llanto recorre mi garganta,
el infarto negocia con mi alma.
Ya no queda más que el recuerdo
de un cielo que amaba el agua
y que inundó de sonrisas mi cementerio.

domingo, 31 de marzo de 2013

Cenizas y otros viejos licores (poema VII) - Caminos de rencor

Sábanas que se funden en la selva del payaso,
sonrisas de vodka con un precio etiquetado.
Llora el Sol y ahoga la lluvia
entre sueños de rayas e himnos que no perdonan.

Un viaje por caminos de tornillos,
entre miradas exiliadas de su arrogante mente
y un grito de asfixia corporal.

Una travesía que acabará en llantos
bajo los recuerdos de un perro abandonado
y condenado en un cielo de Septiembre.

domingo, 24 de marzo de 2013

Cenizas y otros viejos licores (poema VI) - Corazón gigante

Chapoteamos entre mares de ron y barro
en busca de un vaso que limpie nuestro fracaso,
pues el aspirar a mariposa no hace volar más alto
al lobo que vive sucio y despellejado.

El alma susurra gritos que acaban en impotencia,
silencios del poeta cuando la rosa es su esquela;
una porción de sueños de carbón para ojos malhumorados,
y aun así seguimos respirando al maldecirnos entre la mierda.

Versos que desaparecen entre sombras de garrapatas,
sangre que se seca entre arenas del desierto;
pero es mi cuerpo putrefacto,
es mi ente intacto,
el que soñará bajo tu árbol.

No llames a la lógica,
no llames a la zarza ni a la magia.
¡No espero comprensión alguna!

No entiendo mis suspiros, tampoco la hierba,
ni el agua, ni la más espesa niebla,
¿pero quién entiende el alma de un poeta?

Estos versos morirán al no encontrar su belleza en la pradera,
aun su esencia vive iluminada por la luz de un ataúd
que permite vivir bellamente
bajo un molino que siempre es gigante en el corazón.


miércoles, 20 de marzo de 2013

Cenizas y otros viejos licores (poema V) - Espejo

Hoy pinto estas líneas en el espejo;
caminos que sueñan con el carmín de tus labios,
guiado por el sonido de tus tacones de ensueño.

¿Cómo liberar al reo que albergas en tu pecho?
¿Cómo quebrar el reflejo de un remoto cielo,
que abre sus puertas al aventurero
y se esfuma entre sonetos y llantos?

Preguntas desaparecen entre desvíos de seducción,
realidades cristalinas conquistan un corazón herido,
mas sólo veo tu luz, tu sombra, tus recuerdos y tus olvidos
reflejados en un río de promesas y pasión.

Hoy pinto estas líneas en el espejo;
eres los versos y eres la inspiración,
reflejados en un ayer que todavía respiro
y contemplando en tus pupilas mi única ambición.

lunes, 18 de marzo de 2013

Cenizas y otros viejos licores (poema IV) - Paréntesis

Tú convertiste el vino en ríos de sangre,
cuyas desembocaduras hacían vibrar mi vientre.
Camuflaste tu sonrisa de afilados dientes
con un purulento beso en mis más sombríos amaneceres.

Tú convertiste el verde en un color extraño,
como el cielo que mostraste tantas veces indeciso
y que hipnotizó a un corazón desnutrido.

Solo deseo el hundimiento de este barco
que voló entre mares de imprudencia,
mareas que hoy deben ser paréntesis en mi conciencia,
mas queman como el falaz néctar de la primavera.

Tus delicados pies decidieron acariciar otra cuna,
mis pies hoy aspiran al dominio del martillo,
y mis labios perdieron la senda del jugo de tus enredos.

¡Huye, efímera quimera, de las rejas de mis delirios!
¡Hoy, aquí, no hallarás hueco ni para tu olvido!

sábado, 16 de marzo de 2013

Cenizas y otros viejos licores (poema III) - Lunar del cielo


Luna, lunar del cielo,
madre de las estrellas, hija del enigmático secreto.

Tu luz muestra elegancia de tacones clamorosos,
tus ojos recalcan inquietud en mi oscuro pozo,
y bailas al son del aullido del lobo solitario
que enfrenta su destino en busca de un santuario.

¿Cómo puedes albergar tanta belleza en tu alma?
Yo te pregunto y tú no respondes nada,
mas sin abrir tus labios abres paso a tu mirada.

Hoy brillas más que nunca, relamida por el vergel
que bordea tus líneas inexactas y hace a tu corazón crecer.
Flores blancas perfuman tu piel, olor de miel
que camufla la amarga brisa que marchita al querer.

Luna, lunar del cielo,
hazme un hueco para dormir en tu pecho.

jueves, 14 de marzo de 2013

Cenizas y otros viejos licores (poema II) - Viento


Todavía es pronto, demasiado pronto,
el Sol ni siquiera ha salido, con sus rayos luminosos;
luz que ilumina al glorioso,
luz que orienta al acero victorioso,
el olor del aire de un paraíso armonioso.

Rugen mis pulmones aún inmaduros y débiles,
y mis pies pisan praderas secas y estériles;
ya que nadie conoce el alma de este simple poeta,
pues anónimo soy, pero al final del sendero una figura me espera.

Camino sin voz, herido, pero algo cura mi dolor,
algo que aviva la llama que habita en mi interior,
sopla con fuerza, siento el cosquilleo, mariposas no son,
similar a la lágrima que cae reflejada en mi sudor.

Mi corazón aspira a más, y mi alma pide,
pero la tentación no durará, ya que mi sangre vive,
y mi raza decrece con rojo y se deprime,
mientras mi mano escribe, y mi propia luz revive.

Ya que pronto, pronto me di cuenta, querido corazón,
tú eres mi llama, tú eres mi vida, tú eres mi valor;
la esperanza reflejada en pasión,
ya que no estamos solos, nos tenemos a los dos.

Corazón y alma juntos hacen que sea lo que soy,
un viento que soplará mañana y que refresca hoy.
Anónimo, pero entre la muchedumbre, sombra demente,
mendigo soñador en las calles donde habita mi gente.

¡Qué triste vida la del poeta que perdió su tridente!
Mas qué grandiosa muerte la del hombre que el fuego enciende.



miércoles, 13 de marzo de 2013

Cenizas y otros viejos licores (Poema I) - El soldado


Soy un soldado, el soldado que lucha en la guerra del corazón.
Soy un soldado, el soldado que avanza con miedo, pero con valor.
Soy un soldado, el soldado que sacrifica su carne por sus vínculos.
Soy un soldado, el soldado que sufrió heridas que hoy agrandan sus latidos.
Soy un soldado, el soldado que arrastra su piel por esta podrida y fraudulenta tierra.
Soy un soldado, el soldado que se desangra, pero a pesar de ello respira.
Soy un soldado, el soldado cuyos ojos se cierran, pero su luz se hace eterna.
No soy un soldado, ¡soy el soldado!