domingo, 9 de junio de 2013

Latidos de un viajero (poema VII) - Tinta distinta

Ayer engullí sus huellas,
densos quejidos como sombras de cera
que ya no comparten sábanas de seda.
Ni bostezos, ni estrellas.

Latidos cubren la estación
de luz negra y armas de desilusión;
una boca que escribe contradicción
olvidando aquella mirada de luces de neón.
Pero aún ríe la pasión.

Es la razón de estos utópicos viajes,
habitando entre errores del abismo.
Es la razón de que no siga siendo el mismo
que pintaba saludos en las paredes de tu calle.

Huele mi tinta con olfato de hiena
y confundirás invierno con primavera.
Mas no soy creador del primero ni del segundo,
tan solo un hijo libre que es padre de su mundo.


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