lunes, 18 de marzo de 2013

Cenizas y otros viejos licores (poema IV) - Paréntesis

Tú convertiste el vino en ríos de sangre,
cuyas desembocaduras hacían vibrar mi vientre.
Camuflaste tu sonrisa de afilados dientes
con un purulento beso en mis más sombríos amaneceres.

Tú convertiste el verde en un color extraño,
como el cielo que mostraste tantas veces indeciso
y que hipnotizó a un corazón desnutrido.

Solo deseo el hundimiento de este barco
que voló entre mares de imprudencia,
mareas que hoy deben ser paréntesis en mi conciencia,
mas queman como el falaz néctar de la primavera.

Tus delicados pies decidieron acariciar otra cuna,
mis pies hoy aspiran al dominio del martillo,
y mis labios perdieron la senda del jugo de tus enredos.

¡Huye, efímera quimera, de las rejas de mis delirios!
¡Hoy, aquí, no hallarás hueco ni para tu olvido!

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