Sábanas que se funden en la selva del payaso,
sonrisas de vodka con un precio etiquetado.
Llora el Sol y ahoga la lluvia
entre sueños de rayas e himnos que no perdonan.
Un viaje por caminos de tornillos,
entre miradas exiliadas de su arrogante mente
y un grito de asfixia corporal.
Una travesía que acabará en llantos
bajo los recuerdos de un perro abandonado
y condenado en un cielo de Septiembre.
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